Dayan Pamela Siles Ruiz
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua. Centro Universitario Regional de Estelí. UNAN-Managua/CUR-Estelí, Nicaragua
https://orcid.org/0000-0003-0308-1363
dayan.siles@unan.edu.ni
María Dolores Álvarez
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua. Centro Universitario Regional de Estelí. UNAN-Managua/CUR-Estelí, Nicaragua
https://orcid.org/0000-0002-6836-1318
malvarez@unan.edu.ni
22/01/2025
02/10/2025
El presente estudio se enfoca en la atención a uno de los grupos vulnerables de la educación superior como lo son las madres estudiantes universitarias. Este enfoque se alinea con el Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano (2022- 2026) del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, la Estrategia Nacional de Educación en todas sus modalidades 2024-2026 y la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) a través de sus Principios Rectores, donde se promueve la educación gratuita y de calidad y la equidad de género, dando la oportunidad de desarrollo profesional a hombres y mujeres por igual. El objetivo del estudio consiste en analizar los desafíos que enfrentan las madres durante la permanencia y culminación de sus carreras universitarias con la cual se pretende disminuir el abandono escolar y la postergación de estudios, proporcionando a estas madres su profesionalización. Por ende, la oportunidad de incorporarse al mundo laboral y lograr su independencia emocional, económica y residencia. La metodología adoptada se enmarca en un paradigma sociocrítico, con un enfoque mixto y nivel de profundidad descriptivo, según su diseño es no experimental y de corte transversal. Entre las principales conclusiones se destacan la importancia de las redes de apoyo para la culminación de sus estudios, la carencia de políticas y estrategias específicas dirigidas a este grupo y la correlación existente entre la dependencia de estas y la incidencia de violencia de género.
Madres universitarias; permanencia educativa; culminación de estudios; trayectoria educativa.
This study focuses on one of the vulnerable groups in higher education: university student mothers. This focus is in line with the National Plan to Combat Poverty and Promote Human Development (2022-2026) of the Government of Reconciliation and National Unity, the National Strategy for Education in all its forms 2024-2026, and the National Autonomous University of Nicaragua (UNAN-Managua) through its Guiding Principles, which promote free, quality education and gender equality, providing equal professional development opportunities for men and women. The objective of the study is to analyze the challenges faced by mothers during their university studies and upon graduation, with the aim of reducing school dropout and postponement of studies, providing these mothers with professional training. This will give them the opportunity to enter the workforce and achieve emotional and economic independence and residency. The methodology adopted is based on a sociocritical paradigm, with a mixed approach and a descriptive level of depth. The design is non-experimental and cross-sectional. Among the main conclusions are the importance of support networks for the completion of their studies, the lack of specific policies and strategies aimed at this group, and the correlation between their dependence and the incidence of gender violence.
University mothers; educational retention; completion of studies; educational trajectory.
El presente artículo se realizó como parte de la propuesta de Tesis Doctoral con el tema “Desafíos que enfrentan las madres para lograr la permanencia y culminación de sus carreras universitarias. Estudio de la trayectoria educativa”, dentro del marco del Programa de Doctorado en Educación e Intervención Social, VI Cohorte, UNAN Managua/CUR Estelí.
En las últimas décadas, el acceso de las mujeres a la educación superior ha experimentado transformaciones significativas, siendo uno de los logros más relevantes del sistema educativo. Sin embargo, a pesar de que el acceso a la educación se reconoce como un derecho humano inalienable, persisten barreras que afectan a ciertos grupos, en particular a las madres universitarias, quienes enfrentan condiciones de vulnerabilidad debido a sus responsabilidades familiares y económicas.
En Nicaragua, tanto el Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano (2022-2026) como los Estatutos de la UNAN-Managua y la Estrategia Nacional de Educación en todas sus modalidades, 2024-2026, enfatizan el papel fundamental de la educación en el desarrollo sostenible y la equidad. Estas políticas buscan garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una formación de calidad, que a su vez contribuya a la superación de la pobreza y a la promoción de la igualdad de oportunidades. Ante este contexto, es imprescindible examinar de manera crítica las condiciones específicas a las que se enfrentan las madres en el ámbito universitario, ya que su situación refleja tanto las fortalezas como las deficiencias del sistema.
Así mismo en un estudio previo denominado “La violencia de género como problema público en Nicaragua: factores estructurales y contextuales”, menciona que las mujeres que sufren violencia en Nicaragua poseen un patrón que se repite, mujeres con niveles de escolaridad bajos, de clase baja, de zonas rurales en su mayoría, con dependencia económica entre otras características, sin minimizar el hecho de que la violencia es un fenómeno social que afecta a todas las mujeres de manera diferenciada (Flores Martínez, La violencia de género como problema público en Nicaragua: factores estructurales y contextuales, 2021) .
Está evidenciado que el mayor porcentaje de pobreza y de violencia de género en el país se debe a la falta de profesionalización de las madres jefas de familias, que deben abandonar sus estudios para buscar el sustento de su hogar o depender económicamente de sus parejas que en ocasiones abusan de ellas, así que de manera directa el ayudar a estas madres estudiantes universitarias contribuirá a la reducción de la pobreza y la violencia de género, dándoles las herramientas para que puedan acceder al mundo laboral y crear independencia económica, residencial y emocional.
Para la investigación se consideró como objeto de estudio a las mujeres madres universitarias que, aunque son un grupo minoritario dentro de los sistemas de educación superior, no dejan de ser uno de los más vulnerables y se eligió la educación superior porque son los llamados a contribuir en la formación de profesionales sin excepción alguna, creando mecanismos para que los grupos menos favorecidos sean incorporados en algunos de los programas que ofrecen y si es necesario, acoplar el sistema a las diferentes necesidades de este grupo.
En este estudio se propone identificar y analizar los desafíos particulares que dificultan la permanencia y culminación de estudios de las madres universitarias, explorando tanto las limitaciones familiares y educativas como los factores psicológicos implicados en su desempeño académico y bienestar integral.
A través de la revisión bibliográfica se encontraron distintos estudios que abordan esta temática desde distintas perspectivas.
A nivel internacional, en Ecuador, se realizó una investigación denominada Calidad de Vida en Madres Universitarias: Un estudio comparado en el cantón Ambato, en el que se llevó a cabo una comparación de la calidad de vida de las madres universitarias de escuelas públicas contra las de escuelas privadas, concluyendo que las madres universitarias de las escuelas privadas tienen mejor calidad de vida (Guerrón Chiluis, 2022).
También se consideró otro estudio realizado en Sonora, México en el año 2015, denominado: Madres y estudiantes universitarias: un estudio exploratorio sobre la construcción social de la maternidad, en el cual se profundizó en cómo viven la experiencia de la maternidad a la par de los estudios universitarios; así como en las estrategias familiares e institucionales que han utilizado para enfrentar el doble papel que ejercen, y las proyecciones futuras de estas mujeres en relación con el ejercicio profesional y la maternidad. Como principal conclusión se sugiere que estas mujeres construyen la maternidad con referentes tradicionales, pero a su vez, la posición que ocupan está entre una idea contemporánea que hace posible seguir contendiendo las barreras que implica convertirse en profesionales (Torres Soto, 2015).
A nivel nacional, en Managua, Nicaragua, en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN Managua, se encontró una investigación denominada, Situación de las madres jóvenes solteras universitarias y la organización de sus estudios, donde mencionan como uno de los factores que influyen en la organización y finalización de los estudios es la necesidad de adaptarse a una nueva rutina que les permita equilibrar el tiempo dedicado tanto a sus estudios como a la maternidad (Cruz Castillo, 2021).
A nivel local, específicamente en CUR Matagalpa, no se encontraron estudios publicados relacionados con el tema de investigación, lo que pone de manifiesto la pertinencia y relevancia de la investigación.
Fundamentación teórica
Para comprender la temática abordada, es necesario partir de algunos conceptos claves que se vinculan directamente con el objeto de estudio. En primer lugar, se retoma el concepto de sistemas educativos definido por Ensuncho Hoyos & Almanza Barilla (2021), como el conjunto de influencias educativas que una persona experimenta desde el nacimiento hasta la adultez a través de instituciones, agentes y organizaciones formales de la sociedad, que transmiten conocimientos y herencia cultural, y que impactan en su desarrollo social e intelectual.
Desde esta perspectiva, las instituciones educativas forman parte de las redes de apoyo fundamentales para que las madres universitarias logren mantenerse y culminar sus estudios. Entendemos como redes de apoyo el conjunto de relaciones humanas que tienen una importancia duradera en la vida de las personas (Solorio Aceves & Medina Centeno, 2019).
Estas redes pueden ser familiares, sociales o institucionales, y resultan esenciales para garantizar la permanencia de las madres en la universidad.
Otro concepto relevante es el de género, necesario para comprender cómo se asignan los roles sociales en función del sexo. Osborne & Molina Petit, (2008), define el género como un proceso mediante el cual se asignan características, expectativas y espacios físicos y simbólicos a hombres y mujeres, construyendo identidades diferenciadas que, aunque varían entre culturas, suelen estar marcadas por relaciones jerárquicas donde lo masculino prevalece.
Esta perspectiva permite analizar cómo la distribución de actividades entre los sexos y los roles de género inciden directamente en la vida académica de las mujeres.
Según Guerra Piedras (2023), dicha distribución está determinada por la identidad de género, atribuyendo a los hombres roles productivos, remunerados y de protección familiar, mientras que las mujeres son asociadas a lo reproductivo, al cuidado de los otros y a valores estereotipadamente femeninos como la ternura, la comprensión y la abnegación.
Esta asignación desigual de roles tiene implicaciones directas sobre el rendimiento académico de las madres universitarias, quienes asumen múltiples responsabilidades de manera simultánea. Se entiende por rendimiento académico la medida de las capacidades adquiridas por una persona como resultado de un proceso educativo (Ariza, Blanchar, & Rueda Toncel, 2018).
A la vez esta sobrecarga de tareas puede provocar lo que se conoce procrastinación que, para Sánchez Hernández, (2010), es la costumbre de posponer tareas que deberían hacerse, debido a que la persona las considera aburridas o molestas. Al dejar las tareas para después, el tiempo pasa y es más difícil volver a verlas como algo importante, lo que hace que se pierda la motivación para realizarlas.
La procrastinación también se vincula con el establecimiento de prioridades, entendiendo prioridad como el orden jerárquico que las personas asignan a sus responsabilidades (Real Academia Española, 2024).
En el caso de las madres universitarias, los estudios tienden a ubicarse al final de la lista de prioridades, no porque carezcan de valor, sino debido a las exigencias culturales que colocan la maternidad como el rol central una vez que se asume.
En este contexto, resulta imprescindible considerar el enfoque de maternidad y paternidad responsable. La Ley N.º 623/2007, Ley de Responsabilidad Paterna y Materna, establece en su artículo 2 que la paternidad y maternidad responsable implican un vínculo de derechos y deberes compartidos entre padres y madres hacia sus hijos e hijas, orientado al desarrollo integral de estos (Poder Legislativo, 2007).
Si las responsabilidades del hogar, la crianza y el cuidado se asumieran de forma equitativa entre todos los miembros de la familia, las madres universitarias contarían con mayores posibilidades de priorizar sus estudios, culminar con éxito su formación y proyectarse hacia una inserción efectiva en el ámbito laboral.
Retomando lo mencionado anteriormente, el presente estudio tiene como objetivo analizar los desafíos que enfrentan las madres universitarias para lograr su permanencia y culminación de carrera en la UNAN-Managua, CUR-Matagalpa. Ello, con el propósito de generar conocimiento que contribuya al diseño de estrategias de atención diferenciadas, orientadas a garantizar condiciones más equitativas y sostenibles para este grupo estudiantil.
El presente estudio se enmarca en el paradigma sociocrítico, que según, Arnal, Del rincón, & Latorre, (1992), tiene como propósito fundamental analizar las transformaciones sociales e incidir sobre ellas, proponiendo alternativas que den respuesta a los problemas generados en contextos específicos. Este paradigma se caracteriza por su compromiso con la realidad social y su orientación hacia la emancipación y el cambio.
El estudio adoptó un diseño no experimental de tipo transversal, lo que implica que la recolección de datos se llevó a cabo en un único momento del tiempo, sin manipular deliberadamente las variables involucradas. Esta elección metodológica permitió describir y analizar la situación actual de las madres universitarias del Centro Universitario Regional de Matagalpa (CUR-Matagalpa) de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua.
En cuanto al enfoque, la investigación se desarrolló desde una perspectiva mixta, con un énfasis mayor en el enfoque cualitativo, en el cual se realiza la comprensión profunda de los fenómenos sociales a través del análisis de experiencias, percepciones y significados, sin recurrir necesariamente a la medición numérica. Según, Hernández Sampieri & Paulina, (2018), el enfoque cualitativo se basa en métodos como la observación, la descripción y la interpretación del comportamiento humano en su contexto natural.
El estudio se realizó en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN Managua, Centro Universitario Regional de Matagalpa, (CUR Matagalpa), y se centró en las estudiantes que se encontraban cursando programas de profesionalización. El universo estuvo conformado por 133 mujeres universitarias que se encontraban viviendo la experiencia de la maternidad mientras desarrollaban su formación académica. De este total, se seleccionó una muestra no probabilística compuesta por 48 madres, siguiendo criterios de accesibilidad y pertinencia para el objetivo del estudio.
Cabe mencionar que, para obtener el dato de cuantas madres estaban inscritas en los curso de profesionalización se realizó una visita aula por aula para identificarlas, tomar sus datos y después solicitarles la participación en el estudio. Se desconoce de manera formal cuantas mujeres que ingresan o permanecen en la universidad ejercen la maternidad o se convierten en madres durante su trayectoria académica.
Los criterios de inclusión establecidos fueron los siguientes: ser estudiante activa durante el primer semestre académico del año 2024 en alguno de los programas de profesionalización del CUR-Matagalpa, ser madre y haber firmado previamente el consentimiento informado de participación en el estudio.
Para la recolección de datos se utilizaron diversos instrumentos. En primer lugar, se aplicó una encuesta en formato digital (a través de Google Forms) a la totalidad de la muestra seleccionada. Además, se organizó un grupo focal, al que fueron convocadas 15 participantes, de las cuales asistieron 12 mujeres. Complementariamente, se realizaron entrevistas estructuradas a autoridades y docentes de la institución, con el fin de contrastar perspectivas y enriquecer la comprensión del fenómeno estudiado.
La encuesta según Quispe Pari & Sánchez Mamani (2011), es una técnica de investigación que se efectúa mediante la elaboración de cuestionarios de manera verbal o escrita que generalmente se hace a un grupo de personas y pocas veces a un solo individuo. El propósito es el de obtener información mediante el acopio de datos, cuyo análisis e interpretación permiten tener una idea de la realidad para sugerir hipótesis y poder dirigir las fases de investigación.
El grupo focal Hamui-Sutton & Varela-Ruiz (2013), lo define como particularmente útil para explorar los conocimientos y experiencias de las personas en un ambiente de interacción, que permite examinar lo que la persona piensa, cómo lo hace y por qué piensa de esa manera. Esta dinámica favorece la expresión libre de ideas, incluso sobre temas sensibles, y permite identificar patrones discursivos que de otra manera podrían pasar desapercibidos.
Según Diaz et. al (2013), la entrevista es una técnica clave en la investigación cualitativa para recopilar datos. Se define como una conversación con un propósito específico, más allá de un intercambio casual, en la que el investigador obtiene respuestas verbales del sujeto de estudio sobre el problema planteado.
Con el fin de asegurar la validez de los instrumentos de recolección de datos, estos fueron revisados por tres profesionales con grado académico de doctor, quienes emitieron sus valoraciones de manera independiente. A partir de sus observaciones y sugerencias, se realizaron mejoras que enriquecieron el contenido, la pertinencia y claridad de estos.
La validación metodológica es un componente esencial en el proceso investigativo, pues garantiza la calidad y fiabilidad de los datos que servirán de base para la interpretación de los hallazgos y la formulación de conclusiones.
Etapas de la investigación
Etapa 1 – Solicitud de permisos
El primer paso del estudio consistió en solicitar una reunión con la directora del CUR Matagalpa, con el fin de presentarle la temática de la investigación y obtener su permiso para acceder a las aulas. Esta autorización permitió identificar y acercarse tanto a las estudiantes que estaban experimentando la maternidad, como a los docentes que impartían clases en grupos con presencia de madres estudiantes. A partir de este contacto, se les solicitó su apoyo para la participar en el estudio y, en el momento propicio aplicar los instrumentos correspondientes para la recolección de datos.
Etapa 2 - Investigación Documental
Durante esta etapa se recopiló y analizó información proveniente de diversas fuentes académicas, recurriendo a medios digitales, bibliotecas especializadas y repositorios de revistas científicas. Esta revisión permitió establecer una base teórica sólida, identificando estudios previos relacionados con la temática abordada y facilitando la comparación crítica de enfoques y teorías existentes.
Etapa 3 – Diseño de instrumentos
Los instrumentos utilizados en este estudio fueron elaborados en concordancia con el objetivo del estudio. La encuesta y el grupo focal fueron orientados específicamente a las madres que participaron en el estudio, en cambio, la entrevista se dirigió a la directora, un docente y un jefe de departamento de la UNAN-Managua / CUR Matagalpa.
Para asegurar su validez, se contó con la revisión de expertos que reunían criterios como el grado académico de doctor, dominio en el área de investigación, experiencia directa en la temática abordada y disponibilidad para colaborar en el proceso.
Una vez recibidas sus observaciones, se llevó a cabo un análisis crítico de las sugerencias, seleccionando aquellas que resultaban pertinentes para mejorar la calidad de los instrumentos.
Etapa 4 – Aplicación de instrumentos
La encuesta se aplicó a las madres universitarias, a través de un formulario de Google, que estaba compuesto por 35 preguntas cerradas.
Para el grupo focal que también era dirigido únicamente a las madres universitarias, se invitó a 15 madres, contando con la partición únicamente de 12. En la sesión se desarrollaron 10 interrogantes.
En la entrevista, se abordaron 12 preguntas abiertas y se solicitó permiso para su grabación, garantizando que no se perdiera ningún dato. Estas entrevistas se dirigieron a la directora del CUR-Matagalpa, un docente y un jefe de departamento.
Etapa 5 – Análisis y elaboración de informe final
El análisis del grupo focal comenzó con la transcripción de las grabaciones de audio a formato escrito utilizando Microsoft Word, mismo análisis que se llevó a cabo con las entrevistas. Esta labor permitió transformar las intervenciones orales en texto, facilitando una revisión detallada del contenido. A continuación, se procedió a una lectura minuciosa de las transcripciones, con el objetivo de comprender en profundidad la información recolectada e identificar posibles patrones y temas recurrentes.
Por su parte, los datos recogidos mediante la encuesta fueron procesados en Microsoft Excel, lo que permitió generar representaciones gráficas para una mejor visualización de los resultados.
Todas estas técnicas se emplearon con el propósito de interpretar los hallazgos y llevar a cabo un proceso de triangulación de la información.
En esta sección se abordan 10 criterios que incluyen relaciones familiares, alternativas de estudio, sistema de educación superior, género, distribución de roles, sistemas educativos, rendimiento académico, postergación de estudios, sistema de prioridades y por último maternidad y paternidad responsable.
A partir del grupo focal, se resalta de manera significativa el papel central que desempeñan las redes de apoyo familiares en la vida de las madres universitarias. Esta dimensión emergió al cuestionar el tipo de relación que tienen con su núcleo familiar, la cual permitió visibilizar las dinámicas de acompañamiento y soporte que sostienen estas estudiantes en su cotidianidad.
Las participantes compartieron experiencias que reflejan distintos grados de apoyo familiar.
“El único apoyo que tengo es el de mi mamá, ella cuida a mi hijo mientras trabajo y estudio, y yo a cambio ayudo con los gastos de la casa”. (Afrania, comunicación personal, 2024)
Por su parte, Marcia (comunicación personal, 2024) comentó:
“Como no trabajo siempre estoy con mi hijo, sólo me lo cuidan cuando vengo a clases y el apoyo lo recibo de mi mamá y mi pareja”.
Estos testimonios evidencian que la permanencia en la educación superior de estas mujeres está estrechamente vinculada a la calidad de sus vínculos familiares y a la disponibilidad de apoyo tangible y emocional dentro de sus redes cercanas. La madre y, en algunos casos, la pareja, se convierten en figuras clave para sostener su trayectoria académica.
En este contexto, contar con relaciones familiares positivas y funcionales es determinante. Cuando estas redes se muestran sólidas y comprometidas, las estudiantes logran organizar sus tiempos, atender responsabilidades múltiples y mantener su compromiso académico. Por el contrario, la ausencia de apoyo o la presencia de relaciones tensas y disfuncionales aumentan las dificultades, generando riesgo de deserción y profundizando la carga emocional y física que ya enfrentan.
Desde una perspectiva teórica, Rivera Heredia y Andrade Palos (2010), definen las relaciones familiares como el conjunto de interacciones que se establecen entre los miembros del grupo familiar, integrando aspectos como el nivel de cohesión, las estrategias para enfrentar conflictos, la expresión emocional, el manejo de normas de convivencia y la capacidad de adaptación frente a los cambios. Este marco resulta clave para comprender cómo la calidad de estas relaciones puede incidir directamente en los procesos formativos de las madres universitarias.
Ahora bien, es necesario considerar el apoyo que reciben las madres universitarias de sus redes institucionales, en este caso, la universidad.
En la figura 1, se muestran los datos obtenidos mediante la encuesta aplicada a madres universitarias, que revelan que el 68.75% de las madres universitarias identifican los horarios flexibles que ofrece la universidad como la única alternativa real para poder estudiar, aprovechando modalidades como la jornada diurna, sabatina o dominical, según su disponibilidad y responsabilidades familiares. Esta alternativa es, en la práctica, la única estrategia formal implementada para facilitar la permanencia académica.

Figura 1. Alternativas de estudio que ofrece la universidad
Sin embargo, al contrastar esta información con los hallazgos cualitativos obtenidos en entrevistas a autoridades y docentes, donde se les planteó la misma interrogante, se confirma que la flexibilidad horaria no es parte de una política institucional específica dirigida a madres universitarias, sino más bien una oferta general pensada para toda la comunidad estudiantil.
Los entrevistados reconocen que no existen alternativas institucionales formales para apoyar a las madres universitarias. La flexibilidad en entregas o asistencia virtual depende de la buena voluntad de los docentes y no de un sistema estructurado. Este enfoque informal genera desigualdades, ya que no todas las madres pueden contar con la misma comprensión por parte del personal docente.
“La oportunidad de cursar una carrera se les da a todos por igual, las condiciones son las mismas para todos los grupos que forman parte de la comunidad universitaria. De manera formal no se cuenta con alternativas diferenciadas para las madres, pero cada docente en dependencia de la particularidad de la situación es flexible y ofrece ciertas alternativas para que dicha madre cumpla con las asignaciones, aunque con ciertas consideraciones como los tiempos de entrega de trabajos, el horario de entrada o salida, entre otros” (Aráuz, comunicación personal, 2024).
La universidad a la hora de diseñar sus programas educativos no tiene en cuenta las responsabilidades adicionales que tiene este grupo. La falta de servicios complementarios, tales como guarderías o programas de tutoría especializados, evidencia una carencia en la planificación educativa que debería atender de manera diferenciada las necesidades de las madres.
Este panorama se vincula directamente con el planteamiento de López et al. ( 2019), quienes argumentan que la segregación de género se expresa en la distribución desigual de las oportunidades y condiciones, tanto en el mercado laboral como en otros espacios sociales. En el contexto universitario, esta segregación se traduce en la ausencia de condiciones estructurales que reconozcan las cargas adicionales de las mujeres madres, reproduciendo esquemas tradicionales donde ellas deben adaptarse a sistemas diseñados para estudiantes sin responsabilidades familiares.
Si bien este estudio se enfoca en los desafíos que enfrentan las madres universitarias dentro del ámbito académico, también resulta clave considerar sus expectativas hacia la sociedad y el modo en que proyectan retribuir el apoyo que anhelan recibir. Este aspecto aporta una dimensión ética y ciudadana al análisis, pues revela que estas mujeres no solo buscan asistencia, sino que tienen un fuerte sentido de corresponsabilidad social.
En el grupo focal, Lucelia (comunicación personal, 2024) expresó su preocupación:
“Más trabajo. Si saben que tenemos hijos, más bien nos niegan el trabajo porque les da miedo que faltemos mucho, y pues lo retribuimos siendo ciudadanos que cumplimos con nuestras obligaciones como el pago de impuestos o la crianza de nuestros hijos.”
Este testimonio permite comprender cómo la maternidad, lejos de ser vista como un valor social, se convierte en un factor de discriminación laboral, lo cual genera frustración e incertidumbre. A pesar de estas barreras, las madres universitarias reafirman su compromiso con la sociedad, tanto a través del cumplimiento de sus deberes fiscales como mediante la crianza responsable de sus hijos, quienes también representan una inversión social a futuro.
En este mismo sentido, todas las participantes del grupo focal coincidieron en su deseo de acceder a oportunidades laborales dignas, que les permitan sostener a sus familias mientras concluyen sus estudios. Entre las demandas más frecuentes se mencionaron la creación de becas específicas, guarderías dentro de las universidades y empleos de medio tiempo vinculados a la universidad. Estas propuestas no solo buscan mejorar la permanencia educativa, sino también facilitar una transición efectiva hacia la autonomía económica, reduciendo su dependencia del apoyo familiar informal.
Este planteamiento se conecta con lo discutido previamente respecto a la ausencia de una política institucional estructurada que atienda las necesidades diferenciadas de este grupo. A la luz del concepto de segregación estructural de género desarrollado por López et al. (2019), queda claro que no basta con ofrecer igualdad formal de condiciones; es necesario implementar estrategias específicas que reconozcan las desigualdades de origen y busquen corregirlas. Invertir en las madres universitarias no debe entenderse como un acto de caridad, sino como una apuesta de alto impacto social.
La figura 2 muestra que un 85.42% de las madres universitarias perciben que el sistema de educación superior ofrece las mismas oportunidades de acceso y trato tanto a hombres como a mujeres, mientras que solo un 14.58% considera que esta igualdad no se cumple. Este dato refleja una comprensión generalizada de que, desde una perspectiva normativa y formal, el acceso a la educación es igualitario para todos los estudiantes.
No obstante, este reconocimiento de igualdad formal contrasta con las experiencias reales de las madres universitarias, quienes enfrentan barreras específicas que no están contempladas en las políticas educativas generales. Entre estas se encuentran la falta de horarios flexibles adaptados a sus responsabilidades de cuidado, la multiplicidad de roles que deben desempeñar simultáneamente, y la ausencia de servicios complementarios, que faciliten la conciliación entre la maternidad y la formación académica.
Las autoridades en la entrevista coincidieron en que el proceso de admisión es igualitario y no presenta impedimentos formales para las madres universitarias.
Según González (comunicación personal, 2024):
“Las mujeres, al igual que todos los aspirantes, deben cumplir con etapas estándar como la prematrícula, la aplicación del examen psicométrico y la clasificación para ingresar a las carreras”.
Por su parte, Aráuz (comunicación personal, 2024) enfatizó que la política institucional y gubernamental, a través del Plan Nacional de Lucha Contra la Pobreza y los principios rectores de la UNAN Managua, promueven una educación gratuita y de calidad sin distinción de género ni condición social. Esto revalida un compromiso formal con la igualdad de acceso en el sistema educativo.
Sin embargo, esta igualdad formal no se traduce en equidad real, pues no considera las condiciones diferenciales de las madres estudiantes. La ausencia de políticas específicas que respondan a sus particularidades refleja una falta de adaptación estructural que limita su permanencia y éxito académico.
Al tratar a todos los grupos por igual, sin reconocer sus necesidades particulares, el sistema perpetúa desigualdades invisibles que afectan directamente a las madres universitarias.
Como complemento, se indagó en las entrevistas acerca de cómo se fomenta el acceso a la educación para hombres y mujeres de manera equitativa. Todos los entrevistados coincidieron en que este acceso es promovido desde el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional a través del Plan Nacional de Lucha Contra la Pobreza, así como desde los principios rectores de la UNAN Managua, los cuales establecen el compromiso con una educación gratuita y de calidad para todos los nicaragüenses sin distinción alguna.
“Desde nuestros principios rectores, donde se fomenta la igualdad y equidad, también a través del Plan de lucha contra la pobreza que insta a promover la educación gratuita y de calidad en todos sus niveles.” Aráuz (comunicación personal, 2024)
Este discurso institucional reafirma el compromiso formal con la igualdad de acceso y oportunidades. Sin embargo, tal como se evidenció anteriormente, esta igualdad es formal y generalizada, no diferencial; es decir, se ofrece un trato uniforme a todos los grupos, sin considerar las particularidades y desafíos específicos que enfrentan sectores vulnerables, como las madres universitarias.
Si se lograra el apoyo institucional y las políticas diferenciadas también sería necesario incidir en esas barreras culturales que se promueven desde el hogar, fomentando la distribución equitativa de las tareas domésticas.

Figura 2. Oportunidades de acceso al sistema de educación superior
En la figura 3, se revela la distribución de tiempo y las actividades cotidianas que realizan las madres universitarias, las tareas domésticas encabezan la lista, limpiar la casa con un 97.92%, hacer la comida con un 97.92% y estudiar con un 93.75%. En cambio, actividades que están vinculadas al tiempo compartido con sus hijos como llevar a los niños a la escuela con un 37.5% y ayudar a los hijos con las tareas con un 29.17%, aparecen en porcentajes considerablemente menores.
Este contraste indica que la carga del trabajo doméstico absorbe la mayor parte del tiempo y energía de estas mujeres, lo cual impacta negativamente tanto en su desempeño académico como en su rol como madres. En lugar de favorecer el vínculo y el acompañamiento con sus hijos, el agotamiento derivado de las tareas del hogar genera un escenario en el que la maternidad se ve subordinada a una lógica de sobrecarga, donde ninguna de las responsabilidades puede atenderse con la profundidad que requiere.
Es importante destacar que, no todas las madres universitarias se dedican exclusivamente al hogar. Algunas, además de cumplir con labores domésticas, mantienen emprendimientos o trabajos fuera de casa, lo que incrementa la presión física, mental y emocional. Este grupo, particularmente, representa una realidad de triple jornada: cuidado del hogar, responsabilidades académicas y empleo informal o remunerado.
En los relatos recogidos en el grupo focal, esta tensión fue evidente. Las participantes manifestaron como deben priorizar entre asistir a clases, cumplir con tareas universitarias o atender sus deberes familiares. Esta situación las obliga frecuentemente a sacrificar horas de descanso, autocuidado y desarrollo personal. El problema se intensifica en casos de madres solas, quienes no cuentan con un compañero que comparta las responsabilidades, y para quienes cada día representa una carrera contra el tiempo.
Además, la falta de tiempo disponible limita la participación de estas mujeres en actividades extracurriculares, proyectos de investigación o espacios de formación complementaria, lo cual no solo afecta su desarrollo académico integral, sino que también puede incidir en su inserción laboral futura.
Este desequilibrio estructural en la distribución de las tareas del hogar pone en evidencia que la carga doméstica sigue recayendo de manera desproporcionada sobre las mujeres, reproduciendo patrones históricos de género que invisibilizan su esfuerzo y limitan sus oportunidades, lo que puede conducir a un mayor riesgo de abandono o postergación de estudios.
La teoría de Sánchez y Fernández (1996) sobre los roles femeninos en la vida cotidiana aporta una lectura profunda a este fenómeno. Según estos autores, la mujer se ubica en el corazón mismo del funcionamiento diario del grupo doméstico, tanto como eje organizador como por su capacidad de adaptación a los ritmos de otros. Aunque está expuesta a múltiples presiones e influencias, no es una figura pasiva, sino una agente activa que intenta transformar, desde su lugar, las condiciones de vida. Esta perspectiva permite entender por qué muchas madres universitarias, pese al agotamiento, persisten en sus estudios como un acto de resistencia y proyección transformadora para su núcleo familiar.

Figura 3. Actividades que llevan a cabo las madres en su día a día
La problemática de la sobrecarga de responsabilidades domésticas no solo se evidencia en la cantidad de actividades que realizan las madres universitarias como se mostraba en la Figura 3, sino también en la distribución desigual de esas tareas dentro del hogar, como lo refleja la Figura 4 donde el 56.25% de las encuestadas afirmó no compartir las labores del hogar con otros miembros de la familia, frente a un 43.75% que sí lo hace.
Este dato refuerza el hallazgo anterior, que refleja que el tiempo disponible de las madres universitarias está condicionado por una estructura de desigualdad doméstica, en la que los cuidados y el trabajo no remunerado sigue siendo asumido mayoritariamente por ellas, incluso cuando cursan estudios superiores y desempeñan otros roles como trabajadoras o emprendedoras. Esta carga desproporcionada limita sus posibilidades de concentración, descanso, participación académica activa y desarrollo personal.
La falta de corresponsabilidad en las tareas domésticas no solo agudiza el agotamiento físico, sino que incrementa niveles de estrés, ansiedad y burnout, afectando directamente el rendimiento académico y el bienestar emocional de estas mujeres. Este desequilibrio genera una cadena de consecuencias que incluye desde dificultades para cumplir con asignaciones universitarias hasta la toma de decisiones drásticas como postergar materias, cambiar de carrera o incluso abandonar temporalmente sus estudios.
Desde una perspectiva teórica, esta realidad puede comprenderse a partir del planteamiento de Guerra Piedras (2023), quien afirma que los roles de género están determinados por construcciones sociales y culturales, que asignan al hombre un papel productivo, asociado al trabajo remunerado y la protección del hogar, mientras que a la mujer se le asocia con funciones reproductivas y de cuidado, atravesadas por valores supuestamente “femeninos” como la ternura, la abnegación y la comprensión.
Estos estereotipos continúan reproduciéndose dentro del espacio doméstico, donde las madres universitarias siguen siendo percibidas como las principales responsables del hogar, incluso en contextos donde los recursos familiares son limitados y la distribución de tareas podría ser más equitativa. Como resultado, su esfuerzo educativo se ve muchas veces invisibilizado y no acompañado por un entorno que reconozca y comparta su carga.

Figura 4. Distribución de tareas entre miembros del hogar
Si bien hasta ahora se ha evidenciado cómo las desigualdades estructurales dentro del hogar y en el diseño institucional afectan el acceso y la permanencia de las madres universitarias, es en el aula de clases donde muchas de estas tensiones se hacen más visibles y cotidianas. El espacio académico no está exento de dinámicas que reproducen o agudizan la carga que enfrentan estas mujeres, ya sea por la falta de comprensión de su realidad, por rigideces institucionales o por la ausencia de recursos de apoyo pedagógico y emocional.
En este sentido, tanto las madres como los docentes identifican un conjunto de dificultades específicas que emergen durante la vida académica, una vez que ya han logrado ingresar a la universidad. Estas experiencias permiten comprender cómo las desigualdades estructurales se traducen en obstáculos concretos dentro del proceso formativo, y cómo la falta de ajustes razonables o de políticas de acompañamiento profundiza las condiciones de vulnerabilidad.
Al indagar sobre las dificultades que enfrentan las madres universitarias una vez que se encuentran dentro del aula de clase, se buscó conocer tanto la percepción de los docentes como la experiencia de las propias estudiantes. En las entrevistas realizadas a autoridades y personal académico, surgieron respuestas que revelan una escasa sistematización formal de estas situaciones, pero al mismo tiempo dejan entrever problemáticas recurrentes que afectan el proceso educativo.
Según González (comunicación personal, 2024),
“No existen reportes de esta situación en específico. Sí, de manera informal, se observa más que dificultades la solidaridad de los demás compañeros de clase, que a veces hasta ayudan a la madre con el cuido del niño o niña mientras están en clase.”
Aunque esta respuesta muestra un gesto valioso de apoyo comunitario entre estudiantes, pone en evidencia la ausencia de mecanismos institucionales para dar respuesta a estas necesidades, trasladando la responsabilidad del cuidado a la improvisación o la buena voluntad de terceros.
Por su parte, Castellón (comunicación personal, 2024) reconoce que, si bien no hay quejas formales, existen dificultades concretas que afectan la experiencia de aprendizaje tanto para las madres como para el resto del grupo:
“Como docentes que hemos atendido a una madre en el aula de clase sabemos que existen, por ejemplo: la concentración de la madre es menor ya que el niño o niña requieren de atención; algunas no llegan a cumplir con el horario de clase; algunos docentes sienten que se convierte en un factor distractor para los demás estudiantes.”
Estos testimonios revelan que las madres universitarias se enfrentan a múltiples barreras dentro del aula, derivadas de la ausencia de condiciones adecuadas que les permitan participar plenamente del proceso académico. La dificultad para concentrarse, el ausentismo ocasional o las interrupciones en clase no responden a una falta de compromiso, sino a una incompatibilidad estructural entre los requerimientos del espacio educativo y las exigencias del rol materno, particularmente cuando no se cuenta con una red de apoyo estable o con servicios institucionales de cuidado infantil.
Si hasta ahora se ha evidenciado que las madres universitarias enfrentan múltiples desafíos estructurales que inciden en su permanencia académica como la sobrecarga doméstica, la falta de políticas diferenciadas y el escaso acompañamiento institucional, también es necesario profundizar en cómo esas condiciones se traducen en el desempeño académico concreto de estas mujeres una vez que logran sostenerse dentro del sistema educativo.
Otra dimensión clave para comprender la experiencia de las madres universitarias es su rendimiento académico, el cual no puede analizarse de forma uniforme ni aislada de sus condiciones personales, familiares y estructurales. Al respecto, las entrevistas revelan que no existen registros institucionales específicos que permitan hacer seguimiento sistemático al rendimiento académico de esta población. Esta ausencia de datos formales representa una limitación significativa para el diseño de políticas basadas en evidencia.
“Por mi experiencia docente puedo decir que cada caso es distinto al otro, algunas encuentran la maternidad como una forma de motivarse y mantener su rendimiento académico para asegurar un futuro a sus hijos, otras en cambio que considero que no tienen mucho apoyo pierden la motivación y bajan el rendimiento académico o abandonan la universidad de manera temporal o permanente” (Aráuz, comunicación personal, 2024).
Este testimonio refleja una constante en la realidad de las madres universitarias, el rendimiento académico no depende únicamente de su capacidad o compromiso, sino de la presencia o ausencia de redes de apoyo efectivas, tanto familiares como institucionales. Las madres que cuentan con soporte emocional, logístico y económico tienden a ver la maternidad como un motor de superación, lo que les permite sostener e incluso mejorar su desempeño académico. Por el contrario, aquellas que enfrentan la maternidad en contextos de soledad o precariedad suelen experimentar mayores niveles de estrés, fatiga y desmotivación, que pueden culminar en bajo rendimiento, ausencias frecuentes o abandono definitivo de sus estudios.
Este análisis cualitativo se ve respaldado por la revisión de los historiales académicos de las 48 madres universitarias que conforman la muestra del estudio. Los datos revelan que 28 de ellas incrementaron su rendimiento académico después de convertirse en madres, mientras que 11 mantuvieron un desempeño estable y solo 9 presentaron una disminución en sus calificaciones. Estos resultados confirman que, en una proporción significativa, la maternidad ha funcionado como un factor de impulso y compromiso personal, probablemente vinculado a la responsabilidad que sienten por mejorar su situación económica y ofrecer un mejor futuro a sus hijos.
Es importante mencionar que, al no contar con registros académicos del grupo en particular la única manera de obtener información confiable era acudir a las madres para solicitarles sus historiales académicos mismos que genera el Sistema Integrado de Gestión Institucional de la UNAN Managua, e ir comparando el semestre anterior a convertirse en madres con el semestre que ya estaban ejerciendo la maternidad.
Esta falta de registros también impide saber a ciencia cierta cuántas estudiantes que se convierten en madres logran terminar sus carreras y cuántas abandonan temporal o definitivamente sus estudios, por tanto, el porcentaje de deserción de este grupo es un dato al que no se puede tener acceso.
Estas trayectorias divergentes reflejan, una vez más, la desigualdad de condiciones al interior de la universidad, donde la maternidad no es abordada como una variable relevante en los procesos de evaluación, seguimiento o apoyo académico. La falta de registros específicos impide identificar a tiempo señales de alerta, dificultando la implementación de estrategias preventivas o de acompañamiento personalizado.
Aunque los registros académicos muestran que una parte significativa de las madres universitarias logra mantener o incluso mejorar su rendimiento, también es necesario reconocer que la continuidad de sus estudios no siempre es lineal, y muchas veces se ve interrumpida por factores estructurales que exceden su voluntad personal. La postergación de estudios es, en este sentido, una decisión frecuente, adoptada no por falta de interés, sino por la necesidad de priorizar otros aspectos urgentes de su vida cotidiana, como la economía familiar, el cuido de sus hijos o la búsqueda de empleo.
Según la figura 5, el 54.17% de las madres universitarias encuestadas identifica los problemas económicos como el principal motivo para abandonar temporal o definitivamente sus estudios, seguido por la maternidad misma, con un 47.92%. En menor medida, el 22.91% señala la necesidad de trabajar como causa de abandono, mientras que un 10.42% lo haría por no contar con redes de apoyo. Esta distribución evidencia que, aunque la maternidad representa una carga importante, la inseguridad económica es el factor transversal más determinante en las decisiones de permanencia académica.

Figura 5. Motivos que la obligarían a postergar sus estudios.
Los relatos obtenidos en el grupo focal refuerzan esta interpretación, ya que muchas de las participantes reconocen que, ante la multiplicidad de roles, tienden a ubicar la familia y el bienestar del hogar como prioridades absolutas, relegando sus estudios a un plano secundario. Esta jerarquización responde no solo a condicionantes culturales de género, sino también a necesidades prácticas inmediatas: garantizar el sustento, el cuido y la estabilidad emocional de sus hijos.
Sánchez y Fernández (1996) ya advertían que la falta de ingresos propios y la dependencia económica de una pareja o familiar colocan a las mujeres en situaciones de subordinación, que no solo limitan su autonomía, sino que incrementan el riesgo de abandono educativo. A esto se suma el vínculo crítico entre dependencia económica y violencia de género, abordado por Flores Martínez (2021), que sugiere que muchas mujeres pueden enfrentar entornos hostiles o restrictivos para continuar su formación, especialmente cuando no cuentan con un entorno que valore y respalde sus aspiraciones educativas.
Por otro lado, desde la psicología educativa, Sánchez Hernández (2010), señala que la procrastinación académica que es la tendencia a posponer tareas consideradas tediosas o difíciles puede convertirse en un obstáculo significativo para las madres universitarias. En contextos de sobrecarga y estrés, el agotamiento emocional y la falta de resultados inmediatos pueden debilitar la motivación y llevar a la postergación indefinida de metas personales, especialmente cuando no se cuenta con acompañamiento académico ni orientación para la planificación del tiempo.
La decisión de postergar o abandonar temporalmente los estudios no ocurre en el vacío, sino que responde a un sistema de prioridades que las madres universitarias se ven obligadas a establecer en función de sus responsabilidades diarias y las condiciones materiales que enfrentan. Para profundizar, desde el grupo focal se consultó ¿de qué manera establecen sus prioridades?” Las respuestas obtenidas confirman la tendencia ya observada en los datos cuantitativos al igual que en la literatura.
“Mi familia, mi trabajo y mis estudios.” (Adriana, comunicación personal, 2024)
“Atender a mi hijo y las tareas del hogar, luego mis estudios.” (Marbeli, comunicación personal, 2024)
Estas declaraciones refuerzan la idea de que las madres universitarias tienden a colocar sus estudios en último lugar dentro de su jerarquía de responsabilidades, lo que visibiliza no solo la carga social y emocional que enfrentan, sino también el orden práctico que se ven forzadas a asumir en contextos donde los recursos especialmente el tiempo y el apoyo institucional son limitados.
Este comportamiento puede analizarse desde el propio concepto de prioridad. Según la Real Academia Española (2024), proviene del latín prior (“anterior”) y refiere a aquello que se ubica en primer lugar, ya sea en el tiempo o en el orden de importancia. En este caso, el hecho de que los estudios aparezcan sistemáticamente después de la familia, el trabajo o las tareas del hogar no implica una falta de interés académico, sino una respuesta racional a un entorno en el que deben priorizar la supervivencia y el cuidado.
La conexión entre esta jerarquización y la alta tasa de postergación de estudios es directa, cuando las instituciones no reconocen las múltiples demandas que recaen sobre las madres universitarias, son ellas quienes deben reconfigurar sus trayectorias formativas en función de una lógica de urgencias, lo que muchas veces las lleva a abandonar o retrasar su proyecto educativo. Así, la prioridad otorgada a la familia y al hogar no es necesariamente una elección libre, sino el reflejo de una carga culturalmente atribuida y estructuralmente sostenida, que coloca el bienestar de otros por encima de los derechos personales, incluida la educación.
Si bien las madres universitarias tienden a priorizar el hogar, los hijos y las responsabilidades económicas sobre su formación académica, esto no ocurre en un contexto de corresponsabilidad con sus parejas. Por el contrario, las dinámicas familiares continúan reproduciendo modelos tradicionales de género, en los que el cuidado y la gestión del hogar recaen desproporcionadamente sobre las mujeres, incluso cuando ambas partes integran una familia nuclear o conviven bajo el mismo techo. Esta falta de distribución equitativa no solo incrementa la carga física y emocional para las madres, sino que también refuerza las condiciones estructurales que dificultan su permanencia académica y su desarrollo integral.
En este sentido, a través del grupo focal se exploró cómo se vive la paternidad y maternidad responsable dentro del hogar, para comprender si existe apoyo compartido o si las tareas parentales continúan siendo asumidas de forma unilateral.
Solo una de las madres participantes afirmó compartir de manera equitativa las responsabilidades de crianza y del hogar con su pareja, mientras que las otras once expresaron que el apoyo recibido por parte de los padres de sus hijos se limita únicamente a lo económico, sin que exista una participación en las labores cotidianas ni en el cuido directo de los menores.
Esta asimetría en el ejercicio de la parentalidad revela que, a pesar de los avances en el acceso de las mujeres a la educación superior y al mercado laboral, las estructuras domésticas siguen reproduciendo modelos patriarcales, donde la maternidad continúa asociada a una entrega total y exclusiva por parte de las mujeres, mientras que la paternidad se ejerce desde una lógica proveedora. Esta situación profundiza la sobrecarga de las madres universitarias, quienes deben cumplir con las demandas académicas, atender las necesidades de sus hijos y asumir en solitario las tareas del hogar.
La persistencia de estos roles tradicionales agudiza el desequilibrio que ya se ha evidenciado a lo largo del estudio, donde las madres se ven obligadas a postergar sus estudios, priorizar la familia sobre su formación y organizar su tiempo en función de las demandas externas, sin posibilidades reales de redistribuir sus responsabilidades. Este panorama resalta no solo la falta de políticas institucionales con perspectiva de género y cuidado, sino también la necesidad urgente de transformar las dinámicas familiares, para que la educación y el desarrollo de las mujeres no dependan únicamente de su resistencia individual, sino de una corresponsabilidad efectiva al interior del hogar.
La Ley N.º 623/2007, Ley de Responsabilidad Paterna y Materna, establece en su artículo 2 que la maternidad y la paternidad responsable implican un vínculo conjunto entre padres y madres en la atención integral de sus hijos e hijas. Esto incluye no solo el aspecto económico, sino también el afecto, la protección, la educación y el cuido físico, mental y emocional (Poder Legislativo, 2007).
A la luz de este marco legal, las experiencias relatadas por las madres universitarias revelan un incumplimiento sistemático de este principio, donde la responsabilidad se vive como una carga femenina casi exclusiva.
Aunque el acceso formal a la educación superior se rige por principios de igualdad, la continuidad y el éxito académico de las madres universitarias están condicionados por obstáculos estructurales, culturales y familiares, que las sitúan en una posición desigual respecto a quienes no tienen responsabilidades parentales.
A pesar de las múltiples cargas que asumen, una proporción considerable de madres universitarias logra sostener e incluso mejorar su rendimiento académico tras la maternidad, lo que refleja no solo una alta capacidad de resiliencia, sino también una fuerte motivación por alcanzar la autonomía económica y brindar mejores oportunidades a sus hijos.
El comportamiento académico está mediado por el grado de apoyo que reciben, quienes cuentan con redes familiares estables y comprensivas presentan trayectorias más exitosas, mientras que aquellas que enfrentan la maternidad en soledad o en condiciones de precariedad suelen experimentar deserción, agotamiento y postergación de sus estudios.
Los datos evidencian también que la carga doméstica y de cuidado recae desproporcionadamente sobre las madres, incluso cuando conviven con una pareja, lo que revela la persistencia de roles de género tradicionales.
Las participantes priorizan sistemáticamente la familia, el trabajo y las tareas del hogar sobre sus estudios, no por falta de interés, sino por una lógica impuesta por las circunstancias y reforzada por mandatos culturales que asignan a las mujeres la responsabilidad principal del cuidado.
Ausencia de políticas institucionales diferenciadas orientadas a atender las necesidades específicas de las madres universitarias. No hay estrategias formales que garanticen equidad real, y muchas de las concesiones académicas que se otorgan dependen de la voluntad individual de los docentes, lo que genera inequidad en el trato y en las condiciones de aprendizaje.
Los datos indican que los problemas económicos son el principal motivo de abandono o postergación, seguidos por la propia maternidad. Sin embargo, detrás de estas respuestas se evidencian factores estructurales más amplios, como la falta de corresponsabilidad parental, la escasez de servicios como guarderías, y la presión constante por responder a todos los frentes sin acompañamiento.
La falta de registros institucionales sobre el rendimiento o la deserción de madres universitarias refleja una falta de reconocimiento del problema.
Se recomienda la creación de estrategias de atención dirigida a madres universitarias que les permita alcanzar su desarrollo académico en igualdad de condiciones.
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